La Guerra civil en La Rioja
“La memoria es siempre un punto de partida”
Eduardo Galeano.
Hola a todos,
Bienvenidos un
día más a La Biblioteca de Hufflepuff. Hoy vengo con un tema muy diferente a lo
que os tengo acostumbrados, hoy vengo con una pagina perdida en la historia,
una narración digna de un cuento de abuelas a la luz y el calor de la chimenea;
Una investigación que he llevado a cabo durante meses y que hoy quiero
compartir con vosotros para poder añadir nuevos datos a las paginas de nuestra
historia.
Pido por
favor antes de leer que tengáis claro que este es un tema sensible para mucha
gente, hay heridas que nunca cerraron y nunca lo harán, por eso pido respeto ante
esta lectura y que si vas a dejar un mal comentario o algo desconsiderado hacia
cualquier postura te lo ahorres ya que no pienso pasar ninguna falta de respeto
en este tema. Ahora sí, Julio de 1936. Todo el mundo sabe lo que paso en
España en dicha fecha, pero… ¿Qué ocurrió realmente en La Rioja?
La sublevación contra el Gobierno de la República se produce
en la ciudad de Logroño el 19 de julio de 1936. A las 9 de la mañana, el
gobernador Víctor Carrasco, proclama el Estado de Guerra. Las fuerzas militares
se hacen con el control de la ciudad auxiliadas por falangistas y los primeros
requetés llegados de los pueblos cercanos de Navarra. Algunos disparos en el
casco antiguo, en la fábrica de tabacos y el intento de huelga general no
pueden hacer frente a los sublevados.
Se ha extendido en la historia la idea de que aquí nunca
pasó nada ya que como tal no fue frente de batalla, pero contrarios a esta idea
se han investigado los hechos que acarreó la guerra en nuestra provincia y
sinceramente, lejos de colores o partidos, en La Rioja si ocurrieron cosas.
Testimonios de testigos de la época señalan el mapa de La
Rioja como un mapa rural con niveles muy bajos de alfabetización e industrialización muy
escasa. En aquellos momentos y de un día para otro fueron obligados a partir de sus
hogares en sus pueblos sin ningún tipo de explicación.
Muchos de estos testigos afirmaban desconocer el manejo de
las armas, pasaron hambre, frio e inmundicia donde la suciedad y los bichos se los
comían vivos, y por supuesto esa mala equipación que hacía mella en la moral de cualquiera
que estuviese viviéndolo.
Y es que la guerra es la guerra, y aunque La Rioja fuese
declarada zona de no batalla, no conoció descanso y terminó con la terrible cifra de 2002
muertos certificados de los que muchos no han podido ser exhumados ni conocer descanso.
Testimonio
Personal: Una familia destrozada por la Guerra Civil española en La Rioja.
Es 13 de marzo de 2021, podría decir que me embarco en la
búsqueda de las raíces familiares de uno de mis apellidos
pero estaría faltando a la verdad. Llevo meses en búsqueda
de un resquicio familiar, de una historia que tengo oída toda mi vida, tirando
del único nombre que conozco; José María Cañas Maiso.
Tirando del hilo llego hasta el final del apellido de mi
familia Cañas, cuyo registro empieza a aparecer en el siglo XV
en la provincia de Valladolid y que entre 1840 y 1883
registra 17 personas en el municipio de Uruñuela (La Rioja).
Tras varios sucesos la familia aparece en Alesón donde
comienza mi historia y donde tendrá lugar el escalofriante suceso relacionado
con el tema que nos atañe aquí.
Tras la pista del anterior nombrado José María, llego al
pueblo de nacimiento de mi abuela, Manjarrés y comienzo a investigar al hombre
que no aparece en ningún registro hasta que alguien me da una pista (que luego
descubriré falsa)
de investigar en los registros del cementerio de La
Barranca. Allí descubro algunas cosas interesantes y pongo nombres y apellidos
a mi árbol genealógico superior. José María nace en el año 1913, es el hijo de
Elías y Cesárea y tiene cuatro
hermanos más; Victoria (Mi bisabuela) Concha, Agapito y
Esteban (De quien hablaremos más adelante) Era cabo 1ª del ejército y estaba de
permiso cuando fue arrestado. Se cuenta en la familia que decía que “pronto van
a venir los rojos”.
Alguien (no es seguro si Alesón y Manjarrés) aprovecho su
estancia de permiso en el pueblo para acusarlo ante el bando nacional y fue
arrestado. José María tenía alrededor de 23 años, se lo llevaron de las manos
de su hermano Esteban que le cortaba el pelo en el momento de la detención. Se
lo llevaron por la carretera en un coche requisado en Nájera y lo mataron el 23
de agosto de 1936 de forma violenta e injustificada en el mismo coche en que se
lo llevaron.
No estamos seguros de donde lo mataron, aunque se dice que
pudo ser en el alto de San Antón y que pudo ser parte de los “no identificados”
de aquellos días según la documentación que se ha encontrado.
Lo mataron probablemente en solitario, en el mismo coche del
que se negó a salir porque sabía su destino y del que luego se deshicieron con
dos agujeros de bala que atravesaban la propia carrocería. Nunca llegó a
Logroño.
José María Cañas Maiso descansa en Alesón, era un joven
apasionado por ser militar, con toda la vida por delante, una familia que lo
amaba y que quedó destrozada por su injusta perdida. José María dejó unos
padres que perdieron la vida el día que murió su hijo, unos hermanos que
perdieron un vínculo privilegiado de familia y dejó un legado y una historia
que ha trascendido por generaciones.
José María se convirtió en un número más de los 2002
riojanos que perdieron la vida en la guerra en “zona de no batalla” del que solo se conserva un recuerdo que da lugar a esta historia y un único retrato guardado en la familia.
Otros documentos de interés acerca
del asesinato de José María Cañas Maiso:
Se conserva también el
acta de nacimiento y defunción corregida ya que aparecía en los registros como
fallecido en 1947 pero realmente fue víctima de la Guerra Civil española,
concretamente y como antes he mencionado el 23 de Agosto de 1936.
Otro documento que he podido encontrar es el certificado
expedido por el ministro de justicia Alberto Ruiz-Gallardón en 2012 donde se
reconoce el derecho a la obtención de la reparación moral por el injusto y
violento padecimiento y persecución de José María durante la Guerra Civil
“Expide a su favor la declaración de reparación y
reconocimiento personal”
Cementerios
y fosas comunes en La Rioja: Los registros de los asesinados.
Tras descubrir la tragedia procedo a investigar más a fondo
el lugar donde descansan las 2002 víctimas riojanas de la guerra civil y me
encuentro con una larga lista de lugares. Divido el mapa según los partidos
judiciales de entonces, empezando por Logroño y añadiendo en segundo lugar la
fosa, hoy cementerio civil, de la Barranca en Lardero.
Seguimos luego por orden geográfico, desde Cervera a Santo
Domingo, para terminar en la sierra de Cameros (Torrecilla). Vemos finalmente
los riojanos asesinados y enterrados en otras provincias, en los campos de
concentración y enumeramos a los que no sabemos dónde están.
1. Logroño
2. La Barranca de Lardero
3. Cervera del Río Alhama
4. Alfaro
5. Arnedo
6. Calahorra
7. Nájera
8. Haro
9. Santo Domingo
10. Torrecilla de Cameros
11. Riojanos asesinados y enterrados en otras provincias y
Riojanos asesinados en campos
nazis
Tengo en cuenta que los asesinos nunca entierran a sus
víctimas, los cadáveres quedan tirados en tapias y cunetas y la gente de los
pueblos más cercanos, a veces de forma voluntaria, otras forzadas por las
autoridades entierran a los muertos en el cementerio de la localidad o en el
mismo lugar donde se les ha asesinado, sobre todo cuando hay
mucha distancia hasta el pueblo más cercano.
No es fácil, determinar con exactitud la posible ubicación
de todas las fosas, ni tampoco si fueron en su momento exhumados los cadáveres
que contenían. Al margen de los enterrados en el cementerio de Logroño o en la
Barranca de Lardero, podemos determinar que los asesinados dentro de los
límites de alguna localidad, son enterrados en el cementerio correspondiente.
Muchas familias (no todas) estuvieron detrás del empeño de
encontrarlos ya que no siempre fue posible encontrar a todos los asesinados.
Cementerios y fosas comunes en La
Rioja: “Las mujeres de negro”
La cara oculta de la guerra siempre fueron ellas, las que se
quedaron, a las que cruelmente arrebataron a sus hijos, maridos, hermanos…las
que lloraron y se repusieron, aquellas que sobrevivieron al tempestuoso verano
y otoño de 1936 aunque una parte de sus vidas se fuese con sus familiares. Las
valientes “mujeres de negro.
Investigando todo este tema de la Guerra Civil española en La Rioja descubrí
una fotografía que rezaba el título de “Las Viudas/Las mujeres de negro” y
saltando entre páginas web y libros descubrí a estas mujeres poco mencionadas
en la historia y que valientemente velaron por los cadáveres de alrededor de
cuatrocientos asesinados en el conflicto,
durante los siguientes 40 años de dictadura consiguiendo que nadie
tocase las tres fosas comunes de Lardero que hoy conforman el cementerio civil
de “La Barranca”.
Estas mujeres acudían casi a diario a custodiar el lugar y
sufrieron maltratos por parte de las
autoridades franquistas que no las achacaron en su misión.
Según testimonios reales los uniformados decían:
“Aquí no se puede estar.”
Valientemente ellas respondían: “Pues nosotras estamos”
“Que no se puede estar” Les repetían.
Se alzaban de sus asientos y juntas se enfrentaban mirando
al miedo de frente y a la cara y sentenciaban:
“Nosotras estamos”
Y así día tras día, año tras año hasta que, consiguiendo lo
que parecía imposible, las dejaron en paz.
Años después se les recuerda como mujeres impasibles y
valientes que cuidaron a los pertenecientes de casi 400 familias y que pasaron
miedo, vejaciones siendo expuestas a escarnio público por el hecho de vigilar el
lugar de descanso cada día a pesar de las inclemencias del tiempo o de las
autoridades.
La guerra les quitó mucho, pero no les quitó la firmeza y la
dignidad.
Espero que os haya parecido interesante y que recordeis con firmeza y cariño esta historia. Rindo homenaje con esto a cada fallecido, pero sobre todo a él, al hombre que ha estado perdido tantos años en la historia y que pertenecía a mi familia. Tio...va por ti.